4 de febrero de 2013

El vello...nace, crece y desaparece!!!

El vello corporal, al igual que el cabello, pasa por diferentes fases que van desde su nacimiento hasta su desaparición. Se denomina anágena la etapa en la que nace, catágena la de su desarrollo, y telógena la de su muerte y caída.
Entre las hormonas que influyen directamente sobre el crecimiento del vello, podemos hablar de los andrógenos y la testosterona. Los estrógenos reducen el crecimiento del pelo en su fase anágena, pero prologan la duración de la fase catágena.
Por otro lado el ritmo de crecimiento además de ser diferente en cada persona es también distinto según la zona corporal en que se encuentre. El vello axilar y púbico es más sensible a la acción de los andrógenos y su biorritmo de intercambio es más rápido.
Cuando el vello aumenta.
Diversas circunstancias pueden provocar un aumento en la densidad y crecimiento del vello corporal.
- Las heridas e irritaciones causan un crecimiento del pelo en sus proximidades.
- Las inflamaciones e infecciones por hongos favorecen también el desarrollo del pelo telógeno, y contribuyen a evitar la infección.
- Los episodios de tensión emocional y los estados depresivos pueden dar lugar a un aumento sustancial del vello.
Si el problema va a más.
Utilizamos la denominación hirsutismo para referirnos al excesivo crecimiento del pelo en grosor, longitud y cantidad así como cuando éste viene determinado por la estimulación de las hormonas andrógenas. Esto es lo que sucede en la zona superior del labio, en el mentón o también en los brazos.
El hirsutismo puede deberse a causas genéticas, o a desarreglos menstruales, hormonales, etc. También, determinadas alteraciones ováricas pueden dar lugar a un aumento del vello, así como el mal funcionamiento de las suprarrenales y los desarreglos hormonales también pueden ocasionar ese incremento.
Este problema requiere un diagnóstico médico basado en un chequeo de salud. Hay determinados tratamientos farmacológicos que pueden influir en el vello corporal, como los anabolizantes, la cortisona, los psoralenos o la penicilamina.